Pueblo... Pueblo de Chile... Pueblo de Santiago: hace un año, en este mismo y amplio estadio, dije que el pueblo había dicho: Venceremos, y vencimos...
Hoy puedo decir, con legítimo orgullo de compañero Presidente, que es cierto también lo que expresara: Vamos a cumplir, y hemos cumplido.
Se me dijo: No van a poder llenar el estadio. Se sostuvo que
las galerías iban a estar desiertas, que no había carne, que la gente
no iba a venir. Yo quisiera que nuestros adversarios y nuestros enemigos
vieran este maravilloso espectáculo: un estadio colmado de gente,
repleto de obreros, empleados, campesinos, mujeres, jóvenes y
estudiantes.
Y gracias, también, a los padres y a las madres que han traído a sus
hijos, a los niños de Chile, a ellos mi afecto y mi ternura. Saludo y
agradezco la presencia en este recinto de diplomáticos y representantes
de países amigos que voluntariamente han deseado estar
con nosotros. Saludo a los compañeros militantes de la Central Unica de
Trabajadores, en la persona de su presidente, compañero y amigo Luis
Figueroa, y en la de su secretario general, quienes han patrocinado este
acto. Saludo la presencia en esta tribuna de los dirigentes de los
partidos
y movimientos que integran la Unidad Popular, y rindo homenaje a los
miles y miles de trabajadores, a los que repletan estas galerías, a los
que están allí, en la pista y en el césped, a los que construyeron con
sus manos y con su dinero los carros alegóricos, los saludo
y les rindo homenaje en la persona de un trabajador ejemplar, el
compañero Barría. Este trabajador anónimo, con una nueva conciencia y
una nueva voluntad, allá en el Mineral la Andina, creó, gracias a sus
esfuerzos, una nueva máquina que puesta en marcha ha aumentado
extraordinariamente la producción. Saludo en Barría al nuevo espíritu, a
la nueva conciencia revolucionaria de los trabajadores chilenos.
He venido a dar las cuentas al pueblo. De acuerdo con la Constitución
Política tengo la obligación el 21 de mayo de inaugurar el período
ordinario de sesiones del Congreso y rendir ante él y el país cuenta
administrativa, económica y política
de la nación. Rompemos con viejos moldes, y año a año rendiremos cuenta
en este estadio, o en sitios más amplios, dialogando con el pueblo y
decirle que él es el factor fundamental en el proceso revolucionario
chileno.
Sostuve que era distinto conquistar el Gobierno que alcanzar el
poder. El 3 de noviembre asumimos la responsabilidad de gobernar este
país por mandato del pueblo, expresado en las urnas y ratificado por la
decisión del Congreso Nacional.
Hoy vengo a manifestar que, lenta pero firmemente, hemos ido
conquistando el poder, y hemos ido realizando los cambios
revolucionarios establecidos en el Programa de la Unidad Popular.
El pueblo de Chile ha recuperado lo que le pertenece. Ha recuperado
sus riquezas básicas de manos del capital extranjero. Ha derrotado los
monopolios pertenecientes a la oligarquía. Ambas actitudes son los
únicos medios y caminos para romper las cadenas que nos atan al
subdesarrollo,
único medio de acabar con la violencia institucionalizada, que castiga y
castigaba más fuertemente a la inmensa mayoría del país.
Es por eso que estamos aquí, para señalar que hemos avanzado en el
área social, base del programa económico, fundamento del poder para el
pueblo.
Controlamos el 90% de lo que fuera la banca privada; 16 bancos, los
más poderosos, entre ellos el Español, el Sudamericano, el Crédito e
Inversiones, el Banco de Chile, son hoy patrimonio de Chile y del
pueblo. Más de 70 empresas monopólicas y estratégicas
han sido expropiadas, intervenidas, requisadas o estatizadas.
Somos dueños. Podemos decir: nuestro cobre, nuestro carbón, nuestro
hierro, nuestro salitre, nuestro acero; las bases fundamentales de la
economía pesada son hoy de Chile y los chilenos.
Y hemos acentuado y profundizado el proceso de refoma agraria; 1.300
predios de gran extensión, 2.400.000 hectáreas han sido expropiadas. En
ellas viven 16.000 familias, y hay cabida potencial para 10.000 más.
Pero si es importante el haber aplicado la reforma agraria -para
hacer producir de manera distinta la tierra y cambiar su propiedad-, lo
es más haber hecho que el campesino se sienta ciudadano, y comprenda la
gran tarea de estar junto al pueblo, al obrero, para hacer posible que
nuestra gente
coma más. Su trabajo lo siembra a lo largo de la patria y ha de
representar más salud y más bienestar para todos los chilenos.
Por eso creamos los Consejos Campesinos y nos hemos empeñado en
cambiar las relaciones laborales. Hoy, los trabajadores tienen
conciencia de que son Gobiemo, que su actitud tiene que ser distinta, y
por eso yo señalo como algo ejemplar la responsabilidad asumida por los
compañeros
dirigentes de la Central Unica de Trabajadores y la importancia del
convenio CUT-Gobierno. Por eso, también, está en el Congreso Nacional el
proyecto de ley que consagra la participación de los trabajadores en la
administración de las empresas del Estado, la participación
de los trabajadores en la administración de las empresas mixtas y la
participación de los trabajadores en los Comités de Cooperación, en las
empresas privadas, y por eso, también hemos creado, en las empresas
estatizadas, en las empresas mixtas y habrá que crearlos
en las empresas privadas, los Comités de Producción, para engranar
profundamente la responsabilidad de los trabajadores en el proceso de la
producción nacional.
Tiene para nosotros tanta importancia que los trabajadores, que la
mayoría y la totalidad de ellos comprenda que son Gobierno, y que, por
lo tanto, su actitud debe ser diferente frente a los pliegos de
peticiones, frente a los reajustes. Personalmente viajé a Chuquicamata.
Allí
dialogué con los trabajadores del cobre. Visité las secciones. Estuve
reunido en cada una de ellas, y en la tarde -caído el sol-, ante más de
4.000 obreros, durante tres horas les planteé la necesidad de superar el
pliego de peticiones, les dije cómo los enemigos
del pueblo tenían la esperanza y el deseo de que hubiera una huelga en
el cobre, en el momento en que Chile está planteando los problemas
derivados de la indemnización. Les dije cómo se confabulaban para
estimularlos a formular peticiones que la industria no puede solventar;
les expresé que debíamos superar los pliegos de tal manera que el obrero
del cobre en Chuqui se incorporara a la dirección de las empresas, que
de las asambleas de trabajadores salieran los directores, de acuerdo con
el convenio CUT-Gobierno, hubiera comités sindicales y de
administración, que había traído un reajuste del sueldo base. Que del
excedente de la empresa, un porcentaje va a las arcas fiscales y el
saldo se divide entre la inversión que debe hacerse en la propia
empresa, para progresar técnicamente, en las inversiones sociales
que deben hacerse allí mismo en beneficio de los trabajadores y en un
fondo de distribución directa para dar salarios y sueldos en relación
con la producción y con la productividad: ligar al trabajador al proceso
productivo porque las empresas del cobre son el sueldo de Chile
y porque los trabajadores del cobre son dueños de esas empresas, en
cuanto forman parte de nuestro pueblo.
Desde aquí, mirando en el césped a otros mineros, con sus cascos y
sus lámparas encendidas, llamo a los trabajadores de Chuquicamata a la
responsabilidad, y les digo que Chile entero espera su respuesta y yo
tengo fe en la respuesta de los trabajadores del cobre.
Quiero señalar que ha habido preocupación del Gobierno, a través del
Ministerio de Agricultura, por un sector de chilenos discriminados: los
mapuches, los aborígenes, la raíz de nuestra raza, siempre postergada.
Ha sido motivo fundamental tal interés del Gobierno
de ustedes, y por eso hemos intensificado la reforma agraria en Cautín;
par eso hemos creado el Instituto de Capacitación y Desarrollo Mapuche y
la Corporación de Desarrollo Indígena. Queremos que los mapuches
alcancen igual derecho y que la misma ley que se aplica al resto
de los chilenos se aplique a ellos y queremos elevar sus niveles
culturales, materiales y políticos para que estén junto a nosotros en la
gran batalla libertadora de la patria.
Tuve la oportunidad de apreciar la entereza y el valor humano de otro
grupo de chilenos, siempre negado, también olvidado, inclusive
desconocido en la amplitud de su drama para mí, son los 150.000 chilenos
parias en su propia patria, sin hogar, sin trabajo permanente, sin
familia, caminando
de pueblo en pueblo, durmiendo bajo los puentes o a la intemperie,
acosados a veces por las fuerzas policiales. Para ellos se ha abierto
por primera vez La Moneda, y el Ministerio de Agricultura tiene orden
perentoria de plantear rápidamente un plan de emergencia para que el
afuerino sea un trabajador
más, para que alcance la tierra, para que forme su hogar y para que esté
junto al mapuche y al obrero en la tarea de Chile, en la tarea de
nuestra patria.
Para eso hemos ido alcanzando el poder. Para ir incorporando a grupos
y sectores postergados. Nuestra preocupación ha sido fortalecer la
democracia y ampliar las libertades mediante la redistribución del
ingreso, la liberación económica. Este Gobierno quiere una auténtica
democracia y una libertad concreta para todos los chilenos. La
democracia y la libertad son incompatibles con la desocupación, con la
falta de vivienda, con la incultura, con el analfabetismo, con la
enfermedad. ¿Cómo se afianza la democracia? Dando más trabajo.
Redistribuyendo
mejor. Levantando más viviendas. Dando más educación, cultura y salud al
pueblo. Veamos, trabajadores, qué es lo que hemos hecho.
Este país está castigado desde hace más de un siglo por una brutal
cesantía. En septiembre de 1970 teníamos un 8,3% de cesantía, en
septiembre de 1971 la hemos bajado a 4,8. En diciembre de 1970 había en
Santiago 87.000 cesantes, ahora por desgracia
todavía hay 51.000. En diciembre de 1970 había 5.000 cesantes en Puerto
Montt, hoy hay sólo 300. En Temuco, en diciembre del año pasado, 9.000,
ahora tan sólo 3.000, y en la región de Bío-Bío, Malleco y Cautín hemos
creado 12.000 nuevos empleos,
nuevas fuentes de trabajo. Otro factor importante para afianzar la
democracia es nivelar las posibilidades y los ingresos para ir
disminuyendo las tremendas distancias que el régimen capitalista
consagra en cuanto a las remuneraciones. Veamos qué hemos hecho. En
1968, el 60% de las familias
recibían el 17%; ese mismo año el 2% de las familias recibían el 45% del
ingreso. Estamos corrigiendo esta injusticia. En 1970 los asalariados
recibían el 50% de la renta nacional, en 1971 los asalariados reciben el
59% de la renta nacional.
Hemos dado un tranco largo, pero lo hemos dado más largo, aumentando
en un porcentaje más alto las asignaciones familiales de obreros,
campesinos y empleados públicos, para acercarlas a las asignaciones
familiares de los empleados particulares Y otras cajas de previsión.
Pero también, y con pasión y con cariño, nos hemos preocupado de las
pensiones de las viudas, de los ancianos, de los montepíados, de los
jubilados. Por primera vez en la historia de Chile no se ha visto en los
jardines del Congreso, ni rodeando La Moneda, a los viejos chilenos,
que entregaron su vida de esfuerzo y que no habían recibido ni siquiera
en los últimos minutos de su vida el derecho de morir tranquilos. Ahora,
han sido básicas las preocupaciones del pueblo, en el Gobierno de
ustedes, para hacerle justicia a las ancianas y a los ancianos chilenos.
Otro índice importante es la inflación. De enero a noviembre de 1970
hubo un alza del costo de la vida de un 33%. De enero a noviembre de
1971, menos de un 15%. Menos de un 15%, esto es muy importante. Veamos y
tengan calma; y espero que anoten bien nuestros enemigos. Veamos el
aumento
del consumo. La redistribución de los ingresos, el que compañeros que no
trabajaban, trabajen, el que los que recibían menos de dos sueldos
vitales tuvieran un reajuste superior al alza del costo de la vida, ha
significado una mayor demanda. Este país, todos los años,
importa 180, 200 millones de dólares, en carne, trigo, grasa,
mantequilla y aceite. Y el próximo año importaremos más, aun cuando
aumente la producción agricola, porque el pueblo debe alimentarse mejor.
Hemos aumentado el consumo de aves, de porcinos, de papas, en un 16%, en un 18% y en un 55%.
Se ha aumentado el consumo de azúcar en un 37%. Cuando venga Fidel Castro, le voy a decir que es demasiado.
Sin embargo, como he dicho hace un instante, ha habido escasez
transitoria de algunos productos, por el mayor poder de compra de las
masas, por la tendencia al acaparamiento de ciertos sectores que compran
más de lo que necesitan. Si necesitan 3 ó 5 kilogramos de carne, y la
encuentran
en venta, compran 10 ó 12, y lo guardan en su freezer o su refrigerador.
Hay una presión psicológica que hace que la gente compre más de lo que
necesita. Y también debemos reconocer que hay especulación en los
barrios.
En el caso de la carne, por otra parte, al comienzo de nuestro
Gobierno salieron de las fronteras de Chile más de 200.000 cabezas de
ganado vacuno. Agreguemos a ello que países productores de carne como
Argentina, tienen también a su pueblo restringido, comiendo una semana y
otra
no; por eso es que a veces ha faltado la carne.
Pero el pueblo me ha entendido. El pueblo sabe cuáles son las raíces
profundas de esta herencia que pesa; y yo cada vez que he ido a las
poblaciones, he oído la voz de las compañeras, he sentido el lenguaje
humano y comprensivo de la trabajadora, de la madre y de la hermana
chilena cuando les he explicado las causas. Ellas saben que con el
pueblo organizado en los Comités de Abastecimiento, con las nuevas
distribuidoras del Estado y con la mayor producción, podremos solucionar
este viejo problema que aparentemente azota ahora más a los chilenos,
porque
ahora hay más chilenos que comen; ahora come la mayoría de los chilenos.
Problema de la vivienda: las provincias azotadas por el terremoto
recibieron 18.000 mediaguas. Hemos contratado 83.751 viviendas y se han
entregado 33.000 y tantas. Hoy, 4 de noviembre, entregaban 1.500 casas.
La CORVI construyó el año pasado 2.700 viviendas. Para este año, le
hemos dado una tarea de 61.000 viviendas. Gran esfuerzo, debemos
cumplirlo aun cuando no es fácil, pero el pueblo debe saber que cuando
recibimos el Gobierno, faltaban en Chile 480.000 viviendas y que después
del terremoto esta cifra se elevó -por desgracia- a 520.000. Por eso,
necesitamos
un esfuerzo nacional -amplio y duro- para atacar a fondo este mal que
vincula al hombre a su hogar, a la familia, a la salud y al descanso. La
gran tarea será dar techo y eso lo haremos a lo largo de estos años con
el esfuerzo de todos, pensando que es indispensable que el proletario,
el
campesino y el empleado tengan su propia casa. Y es falso, calumnioso y
torpe el que se les haya dicho que queremos suprimir la propiedad
privada de la vivienda, del hombre y la familia. Lo que queremos es que
cada hombre, cada familia, tenga aunque sea una modesta vivienda, pero
que sea su propia casa,
su propio techo, su propio hogar.
En el campo educacional, la escolaridad ha aumentado, y alcanza al
94% en la población entre 6 y 14 años y un 35% de la población entre 15 y
19 años. Hemos construido 221.000 m2, en comparación con el año pasado,
que se construyeron 79.000. Esto implica, habiendo
dos turnos en las escuelas urbanas y uno en las rurales, que el año
pasado concurrieran 35.000 niños como consecuencia de las nuevas
construcciones y hoy día se alberga a 210.000 niños. En salud, en los
consultorios externos, las consultas se han aumentado un 11%. En las
consultas
médicas de urgencia, un 33%. Hemos tenido una disminución de un 3% en la
vacunación. En las hospitalizaciones ha habido un aumento de un 10%,
pero hemos aumentado -óiganlo bien- un 52% en la entrega de leche a los
niños de Chile.
El medio litro es y será una realidad para los hijos de ustedes, compañeros.
Nos hemos preocupado de grandes campañas contra enfermedades
previsibles en las provincias afectadas por el terremoto, contra las
enfermedades endémicas, especialmente las diarreas de verano; hemos
controlado la calidad del agua; se han hecho campañas para erradicar los
basurales
y limpiar las poblaciones, y el trabajo voluntario de los pobladores ha
sido un factor muy importante en las campañas que señalo; hemos
democratizado el Servicio Nacional de Salud para complementar al médico
con el personal que allí trabaja y para dar acceso a los beneficiarios
del servicio, a los trabajadores y a su familia, de tal manera que
auténticamente participen ellos también en la defensa de su salud.
Para afianzar la democracia en el campo previsional hemos dado
beneficios a un tercio de la población que carecía de ellos. 900.000
personas han sido incorporadas a los beneficios previsionales como
consecuencia de una indicación que formularamos a la Caja de los
Comerciantes que
hemos creado. ¿Quiénes se incorporan a la previsión? Comerciantes,
transportistas, pequeños y medianos agricultores, pirquineros,
pescadores, artesanos, odontólogos independientes, sacerdotes, monjas,
pastores y ministros de todos los credos religiosos. 900.000 chilenos
que no tenían previsión social la tendrán por la voluntad de ustedes,
por la voluntad del Gobierno Popular.
Hemos creado el Fondo Unico de Nivelación de las Asignaciones
Familiares. Esto permite ir acercando (y el próximo año será igual) la
asignación de los obreros, campesinos y los empleados públicos y estará
más de cerca de la de los empleados particulares,
de tal manera que en 1973 haremos, casi con certeza, que todas las
cargas tengan una misma asignación para cumplir a plenitud y cabalidad
el programa del pueblo, el Programa de la Unidad Popular. Hemos hecho
que participen directamente los imponentes de los Institutos
Previsionales. Sobre la base
del Fondo Unico de Nivelación financiamos el Plan de Leche, que alcanza a
600 millones de escudos, y contribuimos a un plan extraordinario de
atención materno-infantil, que insumirá la elevada cifra de más de 1.000
millones de escudos. Hemos disminuido los trámites burocráticos
en las cajas de previsión; hemos eliminado los controles excesivos a los
sindicatos sobre su contabilidad y sus programas, sin dejar de tener
tuición sobre ellos, pero entregando nuestra confianza a los propios
trabajadores. Si los trabajadores forman parte del Gobierno de Chile, si
ellos
dirigen el Gobierno de Chile, con mayor razón podrán dirigir su
sindicato.
Siempre en el campo de la preocupación social, hemos creado once
nuevos juzgados de menores, siete nuevos juzgados del trabajo, una sala
de corte de apelaciones del trabajo en Santiago, cuyos secretarios,
además de los jueces, podrán intervenir también en determinados juicios.
Hemos tratado de humanizar el régimen carcelario, hemos modificado la
Ley de Cheques.
Estamos dictando el reglamento de la Ley de Estados Antisociales.
Estamos dispuestos a proteger a la población, a combatir el delito y al
delincuente. Estamos dispuestos a defender a la juventud, estamos
dispuestos y decididos a impedir que la juvenud sea desviada por
marihuaneros, por toxicómanos,
por traficantes.
Hemos reclamado 1.000 plazas de carabineros para que vayan a las
poblaciones. El Congreso rechazó nuestra petición. Vamos a insistir.
Necesitamos un retén de carabineros en cada población. Necesitamos
cientos de carabineros en los límites cordilleranos. Necesitamos
defender a Chile del contrabando y a la población del delincuente.
Es por eso que hemos afianzado, ampliado y hemos hecho concreta la libertad.
Con qué satisfacción puedo decir que en este país hay una auténtica
democracia. Aquí no hay un solo político preso, pese a que hay algunos
que abusan de la libertad y merecerían estar en la cárcel. No hay ningún
político preso, no
hay ningún estudiante detenido.Aquí se respeta la autonomía
universitaria, no hay una sola revista clausurada, han nacido después
del 4 de septiembre dos o tres diarios y cinco o seis revistas. Algunas
de ellas venenosas, como nunca las viera Chile, pero allí están,
todos los días algunos, periódicamente otros, entregando insidias contra
el Gobierno del pueblo, a veinte metros de La Moneda; el que quiera
puede comprar los diarios y las revistas que injurian al Presidente y a
su Gobierno, pero reciben el desprecio del pueblo y mi desprecio, porque
yo
tengo confianza en la conciencia política de ustedes y tengo fe en la
fuerza de ustedes, que defienden el Gobierno.
Hay hasta ciertos politicastros y seudoperiodistas, vinculados,
directa o indirectamente, al asesinato del comandante en jefe del
Ejército, René Schneider, que abusan de la libertad de prensa de este
país. Pero no importa, seguiremos ampliando la democracia.
Sabemos que ensanchar la base y dar acceso a sectores marginados
traerá algunas dificultades, porque esta mayor gente que ahora puede
comprar, que tiene acceso a la vivienda o al trabajo, presiona sobre el
sistema de producción y de servicios, sin que podamos nosotros de
inmediato satisfacer
todas sus demandas. Pero vamos avanzando y el pueblo nos comprende. Si
nos hemos preocupado de los obreros, campesinos y empleados, técnicos,
profesionales y estudiantes, tampoco hemos dejado de mirar hacia los
pequeños y medianos productores, comerciantes o agricultores. Queremos
que termine
la extorsión de las empresas monopólicas. Han aumentado las ventas con
la mayor capacidad adquisitiva del consumidor y con las mayores
adquisiciones de las empresas estatizadas. Hemos firmado convenios de
producción en la línea blanca, en conservas, en equipos ferroviarios,
en viviendas; la política crediticia los beneficia y hemos disminuido el
interés del préstamo del 24 al 18% en los industriales, y en el caso de
los agricultores del 24 al 12%, con ampliación de los plazos. Hemos
dado créditos especiales a los cooperados, sobre la base
de la responsabilidad de la cooperativa. Hemos conformado una política
tributaria de impuestos destinada, en esta etapa primera, a beneficiar a
los que tienen bienes raíces con un avalúo inferior a 4 sueldos
vitales. Beneficiamos con exención de impuestos a más del 50%
de los propietarios de bienes raíces. Hemos aumentado la exención del
Global Complementario de uno a dos sueldos vitales. El aumento del
mínimo exento del impuesto patrimonial, de 15 a 20 sueldos vitales.
Hemos condonado las deudas tributarias inferiores a 100 escudos. Hemos
normalizado
la tributación a todos los contribuyentes morosos. Y a esos que estaban
acostumbrados, teniendo dinero y ganancias, a no cumplir con los
impuestos, los hemos hecho cumplir, y les hemos dicho que para ellos, si
no cumplen, se abrirán las puertas de la cárcel.
Hemos creado la Empresa Distribuidora Nacional, para abaratar la
distribución y asegurar que llegue a los comerciantes. Hemos enviado al
Congreso el proyecto de ley que crea las áreas de la economía; al área
social hemos incorporado, como decía hace un instante, la
participación de los trabajadores. Con ello queremos señalar cuáles
serán los sectores que vamos a estatizar y las firmas que pasarán, por
el interés de Chile, al área social de la economía. Hemos puesto como
base el capital de 14 millones de escudos.
Nosotros queremos estatizar en esta etapa a 120 ó 150 firmas, sabiendo
que en Chile hay 35.000 o más empresas. Los monopolios, los grandes
empresarios saben que sus empresas, con la indemnización
correspondiente, pasarán al área social. Pero 35.000 o más pequeños
y medianos empresarios, industriales, comerciantes, nada, absolutamente
nada, tendrán que temer del Gobierno del pueblo. Porque hemos realizado
una política justa, con todas las dificultades que he señalado, es que
el ahorro -óiganlo bien-, el ahorro que después del
4 de septiembre estuvo detenido hasta comienzos de enero, se ha
incrementado en forma extraordinaria. El sistema de ahorro y préstamos
ha aumentado en un 58%, el ahorro de bonos CAR en un 58%, los depósitos
de ahorro a la vista en el Banco del Estado han tenido un crecimiento
del 97%; con
ello damos un mentís rotundo a los que hablan de la crisis inminente de
la economía nacional. Pero si es importante fortalecer la democracia a
través de los rubros que he comentado, es también indispensable entender
que una revolución no se defiende tan solo con medidas
políticas, y por eso el 1° de mayo le hablé al pueblo con franqueza y lo
llamé a una gran campaña para aumentar la producción. Hoy vengo a
decirles a ustedes lo siguiente :por primera vez en los últimos diez
años, la producción industrial aumentará
un 12% más que los años anteriores. El crecimiento más alto de los
últimos diez años. La minería, en un 10%. La agricultura, en un 4 a un
5%, por sobre la producción de 1970. El producto bruto aumentará entre
un 7 y un 8%, en circunstancias que del
año 1967 al 1970 aumentó en un 2,7%. Es conveniente, debe saberlo el
pueblo, estar orgulloso el trabajador que ha logrado un aumento
apreciable en las industrias estatizadas, en las industrias que dirigen
los obreros. La producción del salitre aumentó en un 50%, el cemento
en un 7%, la refinación en un 32%, la industria electrónica en un 55%,
que ha permitido cristalizar el programa popular de los televisores.
Ustedes podrán tener televisores en sus casas y verme periódicamente
además. Textil Bellavista Tomé, un 26%; Caupolicán-Chiguayante,
un 15%; es decir, todas las industrias estatizadas han puesto en marcha
la capacidad ociosa, aumentando enormemente la producción.
Quiero señalar que este año se han reforestado 60.000 hectáreas. El
promedio de los últlmos años fue de 25.000. Que la Empresa Nacional del
Petróleo, gracias a los técnicos y operarios chilenos, construyó en
cinco meses un terminal marítimo
en Quintero para barcos de 12.000 toneladas, lo que nos permitirá
ahorrar mas de 5 millones de dólares al año en fletes. Está en marcha el
complejo de Posesión, Cabo Negro, para extraer gas licuado refrigerado
del gas natural. Hemos creado la Distribuidora Nacional de
Gas Licuado, ENADI, filial de la ENAP y de la CORFO. El terminal Maipú
almacena gas licuado, kerosene y gasolina y se completó en tres meses,
en vez de ocho. Aseguramos así el abastecimiento de Santiago.
Lo más importante: están realizadas las exploraciones sísmicas
submarinas entre Constitución y Valdivia y al lado oriental del estrecho
de Magallanes; en marzo se trabajará 40 km costa afuera de Valdivia por
medio de una complejísima plataforma semisumergible.Damos
la pelea del petróleo porque Chile importa cerca de 80 millones de
dólares al año en petróleo y queremos encontrarlo en nuestra propia
tierra, esté en el suelo, en el subsuelo o en el fondo del mar. Los
técnicos chilenos encontrarán petróleo porque
Chile necesita más petróleo para el desarrollo de su industria.
Quiero señalar que lo que hemos logrado se debe fundamentalmente a la
respuesta de los trabajadores,a la identificación de los trabajadores
con el Gobierno; movilizamos las masas para defender nuestro cobre,
necesitamos y obtuvimos el respaldo del pueblo para las expropiaciones y
nacionalizaciones;
obtuvimos también, la comprensión de los trabajadores en la batalla de
la producción; y ha estado presente el pueblo, se ha movilizado, ha
demostrado su conciencia política para disuadir a la contrarrevolución.
El pueblo vigilante es la suprema garantía de la
estabilidad del Gobierno Revolucionario que el propio pueblo ha creado.
Pero quiero insistir. Nadie que conozca realmente la doctrina
marxista puede dudar del carácter revolucionario del Gobierno Popular
chileno y del camino que escogió y que sigue. No hay revolución sin
transformación de la estructura social. No hay Gobierno Revolucionario
que no tenga la obligación de mantener el orden público. Ambos supuestos
se funden en nuestro propio Gobierno.
El orden público de un Gobierno Revolucionario no es el orden público
de una democracia burguesa. El orden público nuestro está basado en la
igualdad social, usa la persuasión como herramienta.
Es ese orden el que necesitamos para cambiar las estructuras. Es el
orden del pueblo hecho Gobierno, es el orden público de un país
revolucionario.
No podemos aceptar el desquiciamiento de individualistas aislados que podrían provocar el caos.
La garantía del orden está en la clase obrera organizada, consciente,
disciplinada, responsable, capaz de comprender la gran tarea histórica
que tiene.
Por eso es que necesitamos que los trabajadores estén presentes en
todos los actos de la vida con su conciencia de clase y su voluntad
revolucionaria.
Es por eso que no aceptamos la presión, lo hemos dicho con honradez
de revolucionarios, estamos contra todas las tomas indiscriminadas de
fundos que crean anarquía en la producción y que terminarán por lanzar a
los campesinos contra campesinos o a los campesinos contra pequeños
agricultores.
Estamos contra las tomas de viviendas que perjudican a los
trabajadores que juntaron sus cuotas para adquirirlas. Estamos contra
las tomas de las pequeñas y medianas fábricas por los obreros; la
estatización y la requisición de las empresas deben obedecer a un plan
de Gobierno
y no a la anarquía del impulso voluntario de unos cuantos.
Quiero insistir que a través de toda la historia siempre hubo grupos
minoritarios que no comprendieron las exigencias de los procesos
revolucionarios, y con su irracionalidad, su falta de claridad, llegaron
hasta hacer fracasar coyunturas revolucionarias.
Tenemos una dura experiencia que nos duele: la Asamblea Popular de
Bolivia, que no fue la expresión de una madura conciencia
revolucionaria, ni en su gestación ni en sus pronunciamientos. Incluso
en la revolución soviética hubo descentrados que reclamaban más que
lo que el momento permitía; es por eso que Lenin, en pleno combate, se
expresaba as, refiriéndose a los verbalistas de la revolución: La frase
revolucionaria es la repetición de consignas revolucionarias que no
guardan relación con las circunstancias objetivas de un
momento. Consignas excelentes, estimulantes, embriagadoras, pero sin
base, ésa es su esencia. Y además, agregaba: guerra a la frase
revolucionaria, para que no pueda decirse algún día esta amarga verdad:
la frase revolucionaria, sobre la lucha revolucionaria, perdió
a la revolución. Eso lo decía el padre de la revolución de octubre.
Que no lo olviden algunos jóvenes teóricos chilenos.
Y por eso, Martí, el padre de la lucha de la independencia de Cuba, decía: La revolución debe escribirse con la pluma en la escuela y con el arado en el campo.
¿Qué quería decir Martí? Que la revolución se afíanzaba elevando el
nivel político, creando la conciencia en la escuela, en el estudio, en
la lectura; y con el arado significaba el trabajo, la producción y el
esfuerzo. Ahí está Martí, un latinoamericano; allá está Lenin, el padre
de la revolución, y aquí estamos
nosotros transitando el camino de Chile, de acuerdo con su historia,
para hacer nuestra revolución sin mentores ni tutores, revolución
pluralista, democrática y en libertad, camaradas.
Yo sostengo enfáticamente: las circunstancias son distintas, pero en
este año hemos hecho más nosotros los chilenos -y ello no va en desmedro
de los cubanos- que en el primer año de la revolución cubana. Y cuando
venga Fidel Castro se lo voy a preguntar, y yo sé
cual será su respuesta. Y conste que hemos hecho nuestra revolución sin
costo social. Puedo decir que no hay en el mundo un país que haya
emprendido el camino revolucionario con el costo social que lo han hecho
ustedes, el Gobierno del pueblo, que lo hemos hecho juntos, y eso tiene
un gran valor en vidas humanas y en la propia economía del país.
Por eso quiero señalar que un pueblo consciente, organizado y
disciplinado, de partidos políticos que entiendan lealmente la unidad,
que trabajadores organizados en sus sindicatos, en sus federaciones y en
la Central Única, son la base granítica del proceso revolucionario.
Lo son también, y lo señalo, porque este proceso está dentro de los
cauces legales, lo son, lo repito y lo subrayo, las Fuerzas Armadas y
Carabineros de Chile, a los que rindo un homenaje, al pueblo que viste
uniforme, por su lealtad a la Constitución y a la voluntad expresada
en las urnas por los ciudadanos.
Destaco la disciplina ejemplar de las Fuerzas Armadas y Carabineros;
su empeño, su empuje y sacrificada actitud en las horas duras del
terremoto, de la nevazón y de la erupción volcánica. Destaco la forma en
que ellos se han incorporado al proceso de defender nuestras fronteras
económicas y su presencia en el acero, en el hierro, en el cobre, en la
Comisión de Energía Nuclear. Ello coloca a Chile como un ejemplo que
envidian muchos países del mundo. No puedo esta tarde dejar de rendir
homenaje a los mártires de Investigaciones, a los que cayeron
en el avión que me acompañara en la gira que realicé a Ecuador, Perú y
Colombia. No puedo dejar de recordar a los que pagaron con su vida,
cumpliendo con la obligación de su servicio, de la misma manera que a
los mártires de Investigaciones que cayeron porque
el Cuerpo de Investigaciones descubrió a los que eran responsables del
asesinato del ex vicepresidente Edmundo Pérez. Rindo un homenaje a los
mártires de Investigaciones.
Pero también es importante señalar la presencia internacional de
Chile. Se dijo que íbamos a estar aislados, se pretendió con una campaña
intencionada cercarnos. Sin embargo, ¿cuál es la realidad? Tenemos
relaciones con Albania, con China, con Cuba,
con Guayana, con Libia, con Mongolia, con Nigeria, con la República
Democrática Alemana y con Tanzania; tenemos relaciones con 105 países
que queremos por nuestra propia y libre voluntad.
Tenemos relaciones comerciales con la República Democrática de Corea y
con la República Democrática Popular de Vietnam. Y lo decimos con
orgullo, compañeros.
Hemos roto las fronteras ideológicas. Hemos fortalecido el Pacto
Andino. Hemos afianzado los lazos de amistad con países latinoamericanos
y he sido huésped de esos gobiernos y de sus pueblos en Argentina,
Perú, Ecuador y Colombia.
Y tengo la satisfacción de decir que el presidente Lanusse supo de la
hospitalidad del pueblo chileno. La CEPAL, la ONU y la UNCTAD se han
reunido aquí. En la OEA y en CECLA, hemos levantado nuestra voz. Y ahora
el grupo de los 77, reunidos en Lima, conoce el pensamiento nuestro.
Fuimos
los primeros en plantear, y no se aceptó nuestra proposición, que
hubiera un nuevo sistema monetario internacional frente a las medidas
tomadas por Estados Unidos. Esa iniciativa nuestra la hizo suya el Perú y
la han aprobado los países reunidos en Lima. Formamos parte de los
Países No Alineados. El pueblo sabe y comprende su responsabilidad ante
el interés que tienen por Chile más allá de nuestras fronteras.
Es probable que un hombre nuestro sea candidato a la Secretaría
General de las Naciones Unidas. La presencia de Chile en el panorama
internacional demuestra lo acertado de nuestra política, abierta a todas
las ideas, a todos los principios, a todas las doctrinas y respetando
la no intervención
y la autodeterminación de los pueblos.
Hemos tenido serias dificultades, terremotos, nevazón, erupción
volcánica, pero el pueblo ha seguido avanzando. Dificultades económicas
provocadas por el menor precio del cobre. En el Gobierno anterior, llegó
a 84 centavos de dólar la libra; el promedio este
año no va a alcanzar a 50 centavos. La inflación mundial hace que
debamos pagar más por lo que importamos. Es cierto que recibimos 400
millones de dólares de reserva, pero recibimos también una deuda externa
de 2.560 millones, más 736 millones de dólares
que deben las compañías del cobre.
Somos el país más endeudado del mundo; cada uno de ustedes -óiganlo
bien-, cada una de las 120.000 personas que están aquí, cada uno de los
10 millones de chilenos, debe 300 dólares al extranjero. Muchos de
ustedes no han visto nunca un dólar y deben
tener conciencia de que están endeudados y que está tan endeudado este
país. Sólo Israel, un país en guerra, tiene por persona una deuda más
alta que Chile. Durante los tres primeros años de nuestro Gobierno
deberemos pagar, como consecuencia de los compromisos
de los gobiernos anteriores, más de 1.000 millones de dólares.
En esto hemos tenido que utilizar parte de la reserva. Lo hemos hecho
porque hemos tenido que pagar, también, créditos a corto plazo, que
contrajo el Gobierno aterior, sobre todo los créditos de la expansión de
la industria cuprífera, que, por lo demás, no
alcanzó los resultados que se habían previsto. Lamentablemente, por la
actitud de un banco privado, el Banco Edwards, se han cerrado varias
líneas de crédito para Chile, como consecuencia del incumplimiento de
ese banco en sus obligaciones, lo que ha creado desconfianza
internacional.
Sin embargo, a pesar de todo, hemos tenido que aumentar las
importaciones, pero no hemos hecho importaciones de lujo. Hemos
importado alimentos y del aumento de un 12% de las importaciones, el 57%
ha estado destinado a alimentos. Hemos tenido que importar petróleo y
lubricantes, equipos de transporte,
especialmente de Japón, para ferrocarriles. Hemos aumentado el volumen
físico de nuestras exportaciones, pero hemos tenido menos ingresos
porque el cobre ha bajado en un promedio de un 21% comparado con otros
años, y como lo hemos dicho tantas veces, el cobre es el sueldo de
Chile.
Las dificultades también han estado en el campo político. Vemos una
actitud del Partido Nacional obcecadamente cerrada a nosotros, incapaz
de comprender que no se detienen las masas de la historia y que nadie
impedirá a Chile culminar plenamente su proceso revolucionario. Hemos
tenido, también, que soportar la oposición dura de la Democracia
Cristiana, que estuvo seis años en el Gobierno y que no realizó su
revolución en libertad.
Yo les digo a ustedes que no se dejen impresionar por las
publicaciones, por los impresos, por las campañas en contra nuestra.
Nada se reconoce de lo que hemos hecho, cada error se magnifica, pero la
respuesta en ustedes es espontánea, es la condenación a esas actitudes.
Por eso también, en el campo político hemos lamentado la división del
Partido Radical y anhelamos sea posible el reencuentro de ese viejo
tronco, porque queremos que se mantenga la base política del Gobiemo de
ustedes, y por eso también nosotros hemos hecho un llamado
para que la Izquierda Cristiana, desgajada de la Democracia Cristiana,
venga a unirse a la Unidad Popular, porque hay que hacer más fuerte el
vínculo de marxistas, de laicos y de cristianos que interpretan el
anhelo, el ansia revolucionaria del pueblo de Chile.
Queremos señalar que los ultras, que los filofascistas, los que
estuvieron metidos en el asesinato del general Schneider, los
seudonacionalistas, los que nunca dijeron nada cuando el cobre y las
riquezas de Chile estaban en manos extranjeras, hablan hoy día un
nacionalismo demagógico,
que el pueblo repudia. Son los trogloditas y los cavernarios, de un
anticomunismo destinado a defender granjerías de los grupos
minoritarios. ¡El pueblo los atajará y no pasará el fascismo a nuestro
país!
También, ya lo he dicho, hay ciertos sectores extremistas a quienes
les digo yo que no tememos al diálogo, a la discusión ideológica, pero
para empezar es bueno que se lean el librito de Lenin que dice: Extremismo, enfermedad infantil del comunismo.
Es fácil sentirse parte de un proceso sin tomar responsabilidades efectivas en él, es fácil criticar sin base real.
El fundamento de la revolución es la férrea unidad de los revo
lucionarios de las masas populares. Quien intente resquebrajarla está
atentando contra el presente y el futuro de la revolución.
Para transformarse en poder, los obreros conscientes deben conquistar
la mayoría. Ésta no se logra creando un clima de inseguridad y
eventualmente el caos y la violencia.
Ya lo enseña la historia. Los blanquistas del siglo pasado pensaban
que una minoría esclarecida debía tomarse el poder al margen de las
masas. Ha sido demostrado que esto es un error. Nuestro deber es educar a
las masas. No podemos desconocer que objetivamente la mediana y pequeña
burguesía están y deben estar con nosotros. Así como necesitamos a los
pequeños y medianos productores, artesanos, comerciantes, técnicos y
profesionales.
Por eso más que nunca hay que tener conciencia de lo que es la vía
chilena y el camino auténticamente nuestro, que es el camino del
pluralismo, la democracia y la libertad. Que es el camino que abre las
puertas al socialismo.
Hemos tenido serios obstáculos en el campo internacional. Hemos
herido los poderosos intereses del cobre; lo hemos hecho dentro de las
leyes, dentro de los cauces legales, dentro del derecho soberano
nuestro. No hemos procedido a conquistar, hemos establecido el camino
que debe seguirse para
dar o para no dar indemnizaciones.
Y yo reconozco que si el Congreso ha tenido actitudes obcecadas,
contrarias a las leyes nuestras y si ahora mismo se discute una reforma
constitucional destinada a poner obstáculos al proceso que nosotros
queremos se acelere, de crear el área social de la economía, reconozco
que
el Congreso de Chile aprobó por unanimidad la reforma constitucional que
nos permite nacionalizar el cobre. La iniciativa del Gobierno tuvo el
respaldo de la totalidad del Congreso chileno.
Sin embargo, ya se anuncian las posibles represalias. Se habla de que
Chile no tendrá créditos. Se habla inclusive de los organismos
multinacionales, donde todos los países que forman parte de ellos tienen
derecho, que podrían vetarse los créditos a Chile por haber
procedido a nacionalizar el cobre. En el Journal of Commerce
del 2 de noviembre último, se publican declaraciones del subsecretario
del Departamento del Tesoro norteamericano, Charles Walker, en las que
reconoce que el volumen de ayuda de Estados Unidos a Chile es
relativamente bajo y
que el Gobierno de su país estaba en condiciones de bloquear los
créditos solicitados por Chile a los organismos internacionales. Dijo,
además,que estaba seguro de que si Chile en este momento solicitaba
algun crédito a un organismo internacional, Estados Unidos votaría
contra él.
Cuatro cifras para recordar al pueblo. Las compañías invirtieron a lo
sumo 30 millones de dólares. En 50 años se han llevado 4.500 millones
de dólares. A dos compañías hasta ahora, y si no resuelve en contra el
Tribunal Especial, se les va a pagar indemnización,
y si no resuelve otra cosa el Tribunal, no les pagaremos indemnización a
la Anaconda, a la Kennecott ni al Salvador, pero las deudas que tienen
las compañías son 736 millones de dólares y lógicamente es previsible
que tendremos que hacernos cargo de ellas. Por lo tanto,
estamos pagando una indemnización indirecta de 736 millones de dólares a
las compañías del cobre que se llevaron en 50 años 4.500 millones de
dólares.
Compañeros: en el campo internacional hemos recibido la agresión de
la prensa organizada. Yo me vi en la obligación de tomar una medida
drástica con la UPI. Al principio dije en una concentración que iba a
cerrar esa agencia en Chile y después resolvi tomar
otras medidas que salvaguardaban nuestra dignidad. De la misma manera,
los señores de la SIP se han reunido en Estados Unidos y se han atrevido
a hablar de que en Chile había una libertad de prensa restringida; yo
señalo que Francisco Galdames, director del diario Última Hora,
se retiró, porque no lo dejaron hablar. Ahí, en esa reunión, los que
tanto cacarean sobre la libertad, no le dieron el tiempo necesario, y
aunque no tengo vínculo político alguno, es honesto señalar que el
presidente de la Asociación Nacional de la Prensa,
Germán Picó Cañas, y el secretario de la Asociación, Raúl Fernández, se
retiraron junto con Galdames. Germán Picó ha declarado en España que en
Chile existe una amplia libertad de prensa.
Compañeros: quiero que me escuchen con calma. Hoy cumplimos una
etapa. Hemos avanzado, hemos realizado, hemos hecho conquistas. El
pueblo está con nosotros. Es necesario una autocrítica.
Hay que terminar con el sectarismo y el exclusivismo. Hay que
terminar con esto, compañeros, que ha sido fuente de discrepancias en
otras revoluciones. Yo leí una carta del CUP de la provincia de
O'Higgins, dirigida al interventor de El Teniente. Esos compañeros no
entienden lo
que es la Unidad Popular y la revolución. Se van a quedar con las barbas
sin cortárselas: no les vamos a nombrar a ninguno de los que
patrocinan. Los puestos públicos no son granjerías para los hombres de
la Unidad Popular.
Tenemos que terminar con el centralismo y la burocracia, queremos que
terminen las colas en las ventanillas del papel sellado y la frasecita:
vuelva mañana. Queremos que los empleados públicos trabajen el sábado
en la mañana, que no haya San Lunes en el Gobierno Revolucionario
del pueblo. Tenemos que hacer entender que el cuoteo no puede ser la
base de la Unidad Popular. Los partidos políticos deben orientar pero no
reemplazar la función de la administración pública. Hay que poner
énfasis en el respeto a la técnica y a la mejor utilización
de los recursos humanos disponibles. Por suerte no tenemos que achacar
ningún acto de deshonestidad a los funcionarios de la Unidad Popular,
pero en la próxima semana vamos a cambiar a algunos funcionarios porque
han demostrado que, aun siendo honestos y bastante serios, no son
idóneos
para los cargos. Y vamos a cambiarlos porque queremos gente con más
capacidad, más espíritu civil y más responsabilidad.
No hemos sido capaces todavía de utilizar ciertos créditos externos.
Hay 166 millones de dólares de los organismos internacionales que no se
utilizan y más de 100 millones, de países amigos. Hay que terminar con
el dogmatismo, con los esquemas rígidos para
analizar las cosas, con la falta de flexibilidad, con la falta de
audacia. Hay que terminar con el ausentismo laboral; los trabajadores
deben entender cuál es el proceso general de la economía de Chile, que
su problema está más allá de su empresa, de su industria, de
su comercio; que su problema forma parte del problema general de toda la
economía de país.
Por eso hemos incorporado, como pocas veces, la autocrítica, y la he
hecho en público. Y desde ahora, cuando dé una tarea a un funcionario, a
un ministro, a un jefe de servicio, el pueblo, el público lo va a
saber. Y ese funcionario responderá ante ellos si no cumple
la tarea que le he entregado. Ayer se me dijo que se iban a declarar en
huelga, precisamente hoy día, funcionarios de ENAMI, de ENDESA, y creo
que está en huelga el agua potable. Nunca hemos dicho que vamos a
suprimir el derecho a huelga. Pero los trabajadores y empleados de este
Gobierno
deben entender que no nos van a presionar, que el diálogo es entre
compañeros, que si es necesario que converse el compañero Presidente, lo
haré, como lo he hecho con los trabajadores de la municipalidad de
Santiago, con los obreros del carbón, con los de Chuqui. Dije
que en el Gobierno del Pueblo iba a haber menos huelgas; ha habido menos
huelgas, pero no podemos aceptar paros parciales, como presión, para
obtener soluciones que le interesan a un sector de los trabajadores.
Tenemos que realizar una política de sueldos y salarios a escala
nacional. Tenemos
que derrotar la inflación, sobre la base de una grande y profunda
concepción económica que alcance a la conciencia de todos los chilenos.
Por ejemplo, los que ocuparon ayer o antes de ayer las oficinas del
National City Bank, cuando ese problema ya estaba casi resuelto. Eso ha
dado
lugar a una explotación noticiosa internacional innecesaria. No tienen
que recurrir a esos procedimientos los compañeros bancarios. Para eso
tienen su Gobiemo, para eso pueden ser escuchados, para eso pueden
dialogar con el ministro del Trabajo y con los funcionarios responsables
de la Superintendencia
de Bancos.
Me interesa señalar que el trabajo voluntario es algo responsable y
serio, que debe ser planificado. No podemos hacer un trabajo voluntario a
la violeta; tenemos que hacer un trabajo voluntario consciente,
responsable, con tareas precisas, y lo vamos a realizar. Yo conozco
iniciativas que merecen
respeto, pero he oído críticas justas al trabajo voluntario que se ha
desarrollado en algunas provincias.
Tuve la emoción de ver que los obreros de Chuqui, el domingo
antepasado, habían movilizado 40.000 toneladas de ripio y 36.000 el
domingo anterior. Y van a seguir trabajando. ¡Eso es constructivo! Un
trabajo voluntario planificado y organizado, es la demostración de la
incorporación
consciente del pueblo a las grandes tareas constructivas de la patria.
Reconozco que debemos preocuparnos más y hemos hecho poco todavía por
un sector de la sociedad castigado. Me refiero a los lisiados: niñas,
jóvenes y adultos. Debemos preocuparnos más de los presos, de los que
están detrás de las rejas de las cárceles
nuestras, que son tan antihumanas y tan antihigiénicas. Debemos
preocuparnos de los enfermos que son los alcohólicos. Yo les he dicho
que una de las enfermedades más graves de Chile es el alcoholismo. Yo
les he dicho que en el Gobierno del Pueblo se tomará menos y mejor, y
eso lo vamos a cumplir también, compañeros.
¡No protesten! ¡No protesten!
Hemos hecho bastante por los niños, pero hay que hacer más; por los
niños abandonados y en situación irregular, por los mendigos, por los
niños vagos. No hemos levantado en número suficiente guarderías y
jardines infantiles. En cada población
una biblioteca y un jardín infantil. Ésa es la tarea que debemos
cumplir, y el trabajo voluntario de jóvenes y adultos debe estar también
destinado a crear también miles de plazas de juegos infantiles para los
hijos de ustedes, para los hijos del pueblo, para los hijos
de Chile.
Compañeros: parece que se está alargando esto, voy a apurar el tranco.
Tengo que decirles otras cosas importantes. El mundo de hoy está
cambiando. China ha entrado a las Naciones Unidas. El imperio americano
evidencia su crisis, impone un 10% de impuesto a la importación. Cesa la
ayuda externa, hacen inconvertible el dólar. Parece acercarse la
victoria
definitiva del pueblo vietnamita. Los países de América Latina conjugan
un mismo idioma Y un mismo verbo para defender sus derechos. Nixon viaja
a Pekín. Fidel Castro viene a Chile.
Quiero señalar muy serenamente ante la conciencia del pueblo lo
siguiente: los partidos populares siempre hemos respetado a los
representantes de gobiernos cuyas ideas no compartimos. Hoy frente al
anuncio de la invitación que yo he hecho a Fidel Castro, a nombre de
ustedes, a nombre
del pueblo de Chile, hay toda una campaña. Una campaña indigna, una
campaña artera, una campaña de cobardes, una campaña de provocación.
Hasta se han lanzado volantes, desde aviones sin patente. Salen los
panfletos sin pie de imprenta. Afiches pegados en la sombra
de la noche quieren crear un clima contrario a la venida de Fidel Castro
y quieren, sobre esa base, provocar situaciones internas en Chile.
Con la responsabilidad que tengo, como Presidente de la República, yo
les digo a esos desquiciados que moderen su actitud, y le digo al
pueblo de Chile que si he invitado a Fidel Castro es porque el pueblo de
Chile quiere a Cuba, quiere a su revolución, sabe que es hermano en la
esperanza
y en el dolor.
Compañeros: por eso es también conveniente que el pueblo entienda que
estamos frente a un mundo distinto y que por suerte nosotros, antes de
otros países, nos hemos preparado y hemos dado pasos decisivos que otros
no dieron antes. Por eso es que debemos mirar al Pacífico;
porque ahí se va a centrar importante actividad en los próximos años y
será éste el camino para expandir nuestras posibilidades comerciales con
los países de Asia, con China y con Japón.
Pensamos que el mar debe ser un bien común del mundo entero, de los
organismos internacionales, más allá de las 200 millas marinas de mar
territorial que les corresponden a los países ribereños.
Por eso es que llamamos la atención sobre estas hechos. Porque el mar
no sólo tiene peces, sino también riquezas fabulosas que los países
dependientes no podrán aprovechar y que deben ser explotadas en
beneficio de la comunidad mundial.
Quiero señalar entonces que frente a esta realidad se levantan las
tareas que tenemos para los años venideros, sobre la base de lograr una
mayor expansión de nuestra economía. Chile ha roto las cadenas y, por lo
tanto, tiene que caminar con su propio esfuerzo. De ahí
que debemos intensificar el proceso productivo en el cobre, en la
manufactura, en la producción agropecuaria. De ahí que debemos aún
mantener el nivel de las importaciones, pero redistribuir lo que debemos
importar, más bienes intermedios, más bienes de consumo y bienes
de capital.
El área social, en poder nuestro, permitirá planificar el desarrollo
económico. Queremos un desarrollo económico al servicio de las masas
populares. Los asalariados reciben el año 1970 un ingreso del 51%. Hay
que aumentarlo en el plan sexenal a más del 60%.
Lo mismo debe hacerse con las empresas del área social que deben
aumentar de un 4,9 al 10%. Queremos intensificar la producción en favor
de los grupos de bajos ingresos, elevar en un 60% el nivel de vida en la
gran mayoría de los chilenos, hoy económicamente rezagada. Tenemos
que paner todo nuestro esfuerzo en el desarrollo de las industrias
básicas: acero, carbón, salitre, petróleo, industria metal-mecánica,
productos eléctricos, cemento y elementos de construcción. Debemos hacer
grandes inversiones que permitan que nosotros despeguemos
con un empuje creador. Debemos poner acento en la producción agrícola,
minera e industrial, en la infraestructura física de transportes y
energía, en las inversiones sociales, escuelas, hospitales y viviendas.
El origen de nuestro esfuerzo debe estar aquí, en el ahorro
interno, que debe elevarse de un 16 a un 18%. La producción de madera,
muebles, papel de imprenta, deberá aumentar en 66%; la de alimentos,
bebidas, tabaco, textiles y cuero, en 52%. Los servicios de educación y
salud deberán aumentar en 57%. La agricultura deberá crecer
en 47%. El valor global de la producción puede crecer en un 51%, y a
ritmo aun mayor en algunos sectores, como la construcción, que podrá
aumentar en 92%.
Todo esto tiene que tener como base satisfacer, fundamentalmente, las
necesidades del pueblo. Es preciso configurar una economía de
participación. Tenemos que crear en seis años 900.000 nuevos empleos,
aumentar la población activa de un 30 a un 36%. Tenemos que incorporar
400.000 mujeres al trabajo activo. Hay que preocuparse de la juventud,
que a veces no puede educarse, no encuentra trabajo ni alternativa en su
vida propia. Tenemos que acentuar el avance de la reforma agraria y el
desarrollo rural para dignificar la existencia de millones de
campesinos. No podemos abandonar
a las provincias y hay que descentralizarlas; tenemos 12 planes
regionales para impulsar el desarrollo de esas zonas, en centros
industriales, como Cautín, Magallanes, Valdivia; debemos constituir los
fondos regionales para el desarrollo. Eso no es utópico, no somos
soñadores ni demagogos.
Realizar lo que queremos significará un gran esfuerzo, pero no estamos
solos. En primer lugar, contamos con el aporte consciente de los
trabajadores de Chile, y además con la ayuda de los pueblos solidarios.
Los organismos internacionales ya han aprobado créditos para Chile.
En el BID hay aún 90 millones de dólares autorizados. De igual manera,
en el Banco Mundial hay 41 millones de dólares para escuelas,
carreteras, etc., que no hemos utilizado. Resumiendo, en organismos
internacionales,
en créditos concedidos a la CORFO por países amigos, en créditos de
gobierno a gobierno y al Banco Central, quedan por utilizar 459 millones
de dólares.
Entre los créditos ya concedidos, los países socialistas nos han
ofrecido más de 300 millones para puertos pesqueros, plantas
agroindustriales, fábricas de materiales de construcción, plantas
químicas, fertilizantes, etc. La Unión Soviética nos
prestará más de 50 millones de dólares. Igualmente, nos asistirán
económicamente Bulgaria, Hungría, Polonia, la República Democrática
Alemana, Yugoslavia. O sea, Chile dispone hoy de ofertas de préstamos de
los países occidentales y
socialistas por cerca de 600 millones de dólares, y los vamos a
utilizar.
Tenemos que aprovechar la ayuda solidaria de países amigos y de los
países socialistas hermanos en la gran tarea de la humanidad.
Debemos fijarnos nuevos objetivos para el año 1972. Transformar las
instituciones, ajustándolas a la nueva realidad social que estamos
construyendo. Por eso, el martes 10 de la próxima semana entregaré al
Congreso Nacional el proyecto que establece la Cámara Unica
para reemplazar al Senado y a la Cámara de Diputados.
Un Parlamento Unicameral que posibilite la adecuación del sistema a
nuestra realidad política y social y permita más rapidez en la dictación
de las leyes, simplificando los trámites. Se aprovechará el proyecto de
Parlamento Unicameral para corregir en cuanto
al Poder Legislativo algunos de los inconvenientes y vacíos que presenta
la Constitución vigente.
El número de representantes y su distribución se adecuarán a la
población actual del país. Se eliminarán las elecciones extraordinarias,
las elecciones de los miembros del Parlamento se realizarán
conjuntamente con la presidencia de la República.
Se podrá disolver el Congreso en un período presidencial, se
establecerán incompatibilidades estrictas entre representantes del
pueblo y tener actividades particulares que muchas veces son contrarias
al interés nacional.
Iremos a democratizar el Parlamento y habrá una representación
mayoritaria que deba reflejar la realidad social del país. Tenemos que
avanzar en el año 1972 en forma organizada, sobre la base del control
popular, de la actividad de la administración, del abastecimiento,
de los precios.
No a la especulación con las necesidades del consumidor; no contra
los pequeños comerciantes, sino con ellos, combatiendo a los
especuladores.
Solidaridad de clases, mano tendida a los trabajadores, pobladores, campesinos, sean o no sean de la Unidad Popular.
Logremos una mejor utilización de nuestra capacidad de recursos
técnicos, incluidos todos los profesionales que quieran colaborar en la
tarea nacional.
Tenemos que crear el Estatuto Unico de la Seguridad Social, el Fondo
Único de Pensiones, el Seguro de Desempleo, el Fondo de Medicina Social,
el Fondo de Indemnización, el Banco de Crédito Social. Tenemos que
realizar una economía de combate. En un proceso revolucionario
es diffcil construir; es más facil destruir y desorganizar. En el
contexto de una economía de crecimiento he dicho que tendremos
dificultades en abastecimiento, en transporte y en vivienda, pero las
vamos a superar. Por eso es que la revolución avanzará. La revolución
es un proceso con secuencias que hay que observar. La singularidad de
Chile es hacer la revolución manteniendo el orden público, ajustando el
orden legal e institucional a la nueva realidad social y no al revés.
Tenemos tareas concretas para el año 1972. Sobre todo la
reconstrucción de las provincias azotadas por el terremoto. En dos o
tres años debemos construir y desarrollar lo que ha destruido la
naturaleza. Hay un plan de 4.000 millones de escudos que consulta la
construcción
de 22.000 viviendas urbanas y 7.600 viviendas rurales, 19 hospitales,
695 locales escolares. Se han preparado ya 11 programas para aumentar la
producción de materiales de construcción, 16 programas ganaderos y
agroindustriales, 5 programas textiles. Debemos aumentar la producción
del cobre. El sueldo de Chile es el cobre y la gran tarea que tienen sus
obreros y técnicos es defender a Chile produciendo más.
Debemos aumentar la producción agropecuaria y convertir a Aysén,
Chiloé y Magallanes en grandes centros ganaderos. Debemos, compañeros,
preocuparnos de mejorar la movilización, que es tan dura y difícil para
miles y miles de chilenos.
Tenemos que preocuparnos del deporte. Algo hemos hecho, pero
dictaremos una ley que lo popularice y crearemos una industria estatal
que produzca articulos deportivos. Queremos que los jóvenes nuestros
tengan la pelota de fútbol, tengan los esquís, que puedan navegar, que
hagan
gimnasia, que sepan del deporte y se defiendan a través de la cultura
física.
Queremos difundir la cultura y crearemos el Instituto Nacional de
Cultura. De ahí que los edificios que va a ocupar la UNCTAD, el 13 de
abril, serán la base material para el Instituto Nacional de Cultura.
Vamos también a enviar el proyecto al Congreso que crea la Editorial del
Estado.
Compañeros trabajadores: pongo término a mis palabras. Agradezco la
atención de ustedes y recalco lo que significa nuestra revolución: es
auténticamente chilena. Pero millones de hombres, más allá de las
fronteras, miran con pasión y con interés
lo que hacemos nosotros. La revolución chilena es también la revolución
de los países dependientes que luchan por su liberación.
Recordemos hoy, en este aniversario de victoria, a los que cayeron en
este año y antes en la lucha social. También veamos que no están con
nosotros funcionarios que cayeron en la brecha, como Alcides Leal y como
el ex ministro de la Vivienda Carlos Cortés. No fueron burócratas,
fueron compañeros que cumplieron una tarea al servicio de ustedes. El
pueblo ha aprendido que en la unidad está la victoria. No dejemos que se
resquebraje la unidad del pueblo, no permitamos que extremismos
pretendan desquiciar lo que ha sido la base fundamental. Hay que
encontrar, y lo
buscaremos, el lenguaje que una a todos los revolucionarios, porque los
enemigos son demasiado poderosos y no descansan, y tenemos que defender
la victoria popular; el pueblo sabe que él es el auténtico forjador del
triunfo. El pueblo sabe que él, una vez mas, a través de uno
de sus hijos, de un hijo de ferroviario, está en el escenario mundial,
el pueblo sabe que el nombre de Chile esta izado en la historia gracias
al verbo y al canto de uno de sus hijos, de un hombre que nos pertenece
como luchador social, Pablo Neruda, poeta de América Latina y del mundo.
Por eso les dije hace un año: Adelante, venceremos. Venceremos
afianzando la unidad. Venceremos ampliando las bases políticas y
sociales del movimiento revolucionario chileno. Venceremos estudiando
más, jóvenes. Venceremos produciendo más, obreros, técnicos,
profesionales, campesinos y empleados. Venceremos cuando la mujer
chilena sepa de nuestro llamado y se incorpore a la lucha de su hombre,
de su padre y de su hijo, de su hermano. Venceremos cuando la juventud
sepa que aquí ella tiene el puesto de combate, que la llamamos para la
gran tarea del
mañana. Adelante, compañeros, tenemos que vencer, para hacer la vida más
fraterna y sin odios, en nuestra propia patria, de cuidar nuestra
moral, por la fuerza constructiva y revolucionaria del pueblo.
¡Adelante, chilenos, venceremos una vez más, por la patria y por el pueblo!
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