miércoles, 12 de junio de 2013

El tanquetazo del 29 de junio de 1973: ensayo general del golpe militar del 11 de septiembre



En la mañana del 29 de junio de 1973, el Teniente Coronel Roberto Souper se presentó en el Regimiento Blindado Nº2 de la ciudad de Santiago. Souper acababa de saber que lo relevarían de su mando por ser parte en una conspiración golpista, y sería reemplazado por el Teniente Coronel Uros Domic. Al llegar, comprobó que durante las horas previas los oficiales subalternos habían alistado la unidad. Estos oficiales le dieron a elegir entre liderar la acción planificada o ser arrestado, eligiendo Souper lo primero.

El oficial salió en una columna de dieciséis vehículos armados, incluyendo tanques M41 Walker Bulldog, y más de ochenta soldados. La columna avanzó rápidamente por la Avenida Santa Rosa, con dirección a Santiago centro. En su recorrido los tanques respetaron los semáforos, y uno de ellos se detuvo a recargar combustible en una estación de servicio -incluso pagándole al bencinero-.

La columna de tanques cercó el Palacio presidencial de La Moneda y el edificio del Ministerio de Defensa, apenas separados por la Plaza Bulnes. A las 8:58, los tanques abrieron fuego contra estos edificios. El palacio de gobierno recibió alrededor de 500 impactos de bala, mientras que la Guardia de Palacio, que disponía de armamento automático, disparó 480 balas de calibre 7,62 mm. Los tanques sólo dispararon sus ametralladoras y no sus cañones, ya que los frenos de retroceso de éstos no disponían del líquido necesario. 

Un tanque irrumpió en la entrada principal del Ministerio, y con sus armas comenzó un ataque intenso contra las oficinas, con el objetivo de rescatar al capitán Rocha, uno de los detenidos a raíz de la conspiración.    El Sargento Rafael Veillena, de la Segunda División de Ejército, fue asesinado cuando miraba hacia afuera en su ventana del noveno piso. La ráfaga de las ametralladoras y de los tanques aterró los trabajadores y los empleados en el área, que a esa hora hacían sus trabajos. Una de estas balas mató a una mujer que trabajaba en la sede principal del Banco del Estado de Chile, cerca del ministerio. En la calle Agustinas, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen filmó su propia muerte a manos de un grupo de soldados sublevados.

Inmediatamente al conocer la noticia, el general Sepúlveda Squella llamó a Guillermo Pickering, comandante de los institutos militares, solicitando a tropas leales sofocar la rebelión. Después de asegurar a estas tropas, llamó al Comandante en Jefe del Ejército de Chile, General Carlos Prats, ya con un plan listo para neutralizar a las fuerzas de Souper. El General Prats lo aprobó inmediatamente y, pocos minutos más tarde, el general Sepúlveda Squella comenzó a colocar sus propias tropas.

Durante la mañana, Salvador Allende habló por radio al pueblo de Chile desde su residencia presidencial en la calle Tomás Moro de Santiago. A las 9:30, el presidente anunció su decisión de defender el gobierno constitucional contra un golpe de estado.  El Presidente Salvador Allende expresó lo siguiente por cadena radial:


Un sector sedicioso se ha levantado. Es un pequeño grupo de militares facciosos que rompen con la tradición de lealtad. El Blindado Nº 2 dispara contra La Moneda. La guardia de palacio hace frente. Prats tomó las disposiciones necesarias. Llamo al Pueblo para que tome las industrias, pero no para ser victimados. Que el Pueblo salga a la calle, pero no para ser ametrallado. Que lo hagan con prudencia con cuanto elemento tengan en sus manos. Si llega la hora, armas tendrá el pueblo. Pero yo confío en las Fuerzas Armadas leales al gobierno.


Allende posteriormente se instaló en la Dirección General de Carabineros, desde donde impartía órdenes.
Mientras tanto, el general Prats fue a visitar a todos los regimientos militares próximos a Santiago para asegurar su ayuda contra el motín. El general encontró una cierta resistencia en la Escuela de Suboficiales, pues algunos de ellos no deseaban disparar contra compañeros de armas. Prats les expresó que era “una orden”, pues como Comandante en Jefe del Ejército tenía el deber de reprimir el movimiento sedicioso contra el gobierno, y los oficiales debían obedecerle. Después de un breve momento de indecisión, deciden apoyarlo, y a las 10:30 las unidades salen del cuartel. 

El General Prats condujo su automóvil hacia La Moneda, pensando que no era lógico que el Batallón Blindado Nº2 estuviera solo en su aventura; por lo menos parte de otras unidades podían estar comprometidas o a la expectativa del resultado inicial.  De hecho, en la Escuela Militar, un grupo de alumnos cadetes le propuso al entonces teniente golpista Miguel Krassnoff que se plegaran al levantamiento.   Si no se lograba solucionar la situación, otras unidades se podrían plegar y la confusión provocaría reacciones en provincia, además de enfrentamientos entre las manifestaciones populares y acciones de elementos de izquierda y derecha. 

El General Carlos Prats se propuso sofocar el motín antes de mediodía.

El General Prats salió de su coche cerca del palacio presidencial llevando un subfusil Thompson. Una gran cantidad de curiosos se había juntado cerca de La Moneda, mirando nerviosos el movimiento de tropas. El golpista Coronel Julio Canessa llegó con las fuerzas de la Escuela de Suboficiales, y Prats pidió que se desplegaran sus hombres y que emplazara artillería pesada por la Alameda. Prats realiza “un riesgo calculado”, decidiendo hablar directamente con los soldados amotinados en un esfuerzo por evitar un enfrentamiento. Tomando esta línea de conducta, Prats intentó prevenir una confrontación larga con víctimas militares y civiles innecesarias. Según sus Memorias, Prats narra: “Decido avanzar, entonces, acompañado solo por el Subdirector de la Escuela, Teniente Coronel Osvaldo Hernández, por el Capitán Roger Vergara y el sargento Primero Omar Vergara. El Capellán Villaroel, muy conmovido, nos da la absolución”

A las 11:10, Prats y sus hombres se encaminan resueltamente hacia el tanque más próximo a ellos. El comandante del tanque apunta con su ametralladora, pero no dispara. Prats le ordena bajar del tanque e identificarse, indicando que cumpla sus órdenes y se rinda a los efectivos de la Escuela de Suboficiales. Sucesivamente se repite esta acción con los otros tanques y carros de combate, hasta que al llegar al tanque del Teniente Garay, éste se resiste a cumplir las órdenes de Prats, retrocediendo y apuntando al General.


El rescatado capitán Rocha asumió el mando de los sublevados y se enfrentó a efectivos del Regimiento Tacna, siendo herido.

Algunos de los tanques huyeron, pero Souper con un grupo de tanques y carros se mantuvo al sur de la Moneda. Sin embargo, después de la llegada de refuerzos del Regimiento de Infantería N° 1 “Buin” conducidos por el general golpista Augusto Pinochet, Souper huye en su tanque hacia el sur de Santiago, seguido por sus hombres. Prats ingresa a La Moneda y cruza hacia la puerta principal del lado norte; al ver a Prats, Pinochet lo abraza.11 El General Pickering había despejado a los rebeldes del sector occidental del palacio presidencial. Salvador Allende llega a La Moneda cerca del mediodía, siendo recibido por el General Prats. 

El "tanquetazo" había terminado. Había concluido de este modo, el ensayo general de los oficiales golpistas para el golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
 



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